martes, 15 de mayo de 2012

cerebro y el sueño


EL CEREBRO Y EL SUEÑO

Gastamos casi un tercio de nuestras vidas durmiendo y no sabemos por qué ni para qué. Pero debe existir una razón muy poderosa ya que tanto los mamíferos como las aves e incluso los insectos duermen. Una rata que no duerme se deteriora progresivamente y muere antes de 20 días.
El cerebro no descansa ni siquiera mientras dormimos. Cuando reposamos la cabeza sobre la almohada, y perdemos la conciencia, las neuronas no duermen. Por el contrario continúa una febril actividad, pudiendo detectarse pulsos eléctricos sincronizados que viajan continuamente en la superficie cerebral, manteniendo conectada la actividad neuronal. ¿Cuál es el sentido de todo eso? La verdad es que para tratar de explicarlo sólo existen teorías.
Midiendo la actividad eléctrica del cerebro durante el sueño, se puede observar que esta no es homogénea. Por el tipo de ondas que se generan, se puede distinguir dos ciclos diferentes. Hay un sueño con ondas de actividad eléctricas lentas, que dominan durante las primeras horas del sueño. Otro segundo ciclo, se caracteriza porque las ondas son rápidas y desorganizadas. Este ciclo que se intercala dentro del otro, se caracteriza porque bajo los párpados se puede apreciar un rápido movimiento de los ojos
¿Qué función desempeña el sueño que parece tan indispensable? La mayor parte de los especialistas piensa que durante el sueño el cerebro refuerza experiencias del día para fortalecer la memoria. Las razones que soportan esta creencia se basan en experimentos realizados tanto en animales como en humanos.
Pero no todos aceptan esta explicación. Otros sugieren que la memoria y otros beneficios cognitivos sólo son efectos colaterales de la verdadera función del sueño. La principal sería tranquilizar a las sinapsis que durante el día se han llegado a sobre excitar y necesitarían reorganizarse antes de iniciar la nueva vigilia.

El sueño y la memoria
Previamente es necesario reconocer que la memoria es parte integral de lo que es la persona. Ella es indispensable para desarrollar nuestra inteligencia y formar nuestra personalidad. Se necesita aprender y recordar para asegurar nuestra subsistencia y para relacionamos con los otros. Sin ella se pierde el psiquis, no se acumula experiencia y pasamos a ser entes extraños.
Durante los estados de vigilia continuamente percibiendo sonidos, olores, objetos y hechos. Sin embargo no todo lo que nuestros sentidos perciben queda grabado en nuestra memoria, ya que parecen existir procesos de cedazo o refuerzos que permiten gravar y coordinar lo captando según su importancia. Para algunos ese necesario ordenamiento, producto de experiencias
Algunos investigadores, en base a experiencias recientes, sospechan que la función del cerebro va más allá de simplemente fortalecer la memoria durante el sueño. Born y su grupo recientemente comunican en la revista “Nature” (2004), que voluntarios sometidos a un test complejo, después de una noche de sueño tienen nuevas iluminaciones que les permiten resolver problemas mucho más rápidamente a diferencia de aquellos que no han dormido durante la noche. “Existe una creciente aceptación que durante el sueño existe un proceso de aprendizaje activo”, dice Wilson.
Durante el día las conexiones sinápticas entre las neuronas se van haciendo progresivamente más fuertes, como consecuencia de un largo proceso de potenciación. Se trata de un proceso fisiológico por el cual las neuronas que disparan al mismo tiempo fortalecen entre ellas sus conexiones. Muchos neurocientistas consideran como el mayor mecanismo de la plasticidad neuronal y por lo tanto del aprendizaje y la memoria. El engrosamiento de las sinapsis incrementa el requerimiento energético del cerebro, lo que es preocupante si consideramos que el cerebro es un órgano que consume el 20% de las calorías diarias de la persona. Por otra parte las sinapsis más fuertes también ocupan mayor espacio.
El sueño restablece la homeostasis retrotrayendo la fortaleza de las sinapsis. “Este es un rol mucho más importante que potenciar el rendimiento de la memoria”. “El sueño es un precio muy alto que estaríamos pagando por el benéfico de potenciar en un 15% la memoria”. “Creo que el rol que debe tener el sueño para beneficio de la neurona debe ser mucho más importante”.

Mientras soñamos procesa el aprendizaje y lo aplica a la solución de los problemas cotidianos

                                     

Aunque todavía no sabemos a dónde va la mente mientras dormimos, lo que hemos descubierto es que soñar tiene un cometido específico para la evolución de la especie: procesar el aprendizaje del día y aplicarlo a la solución de los problemas cotidianos, reivindican un valor en decadencia en nuestra sociedad global y productiva: dormir lo necesario porque es fuente de salud y de creatividad.


La creatividad tiene una relación directa con la calidad del sueño, ya que el cerebro permanece activo mientras dormimos ayudándonos a resolver los problemas cotidianos a través de un proceso de reestructuración de los recuerdos de las experiencias vividas.

Según la revista nature
, investigadores de la Universidad de Lübeck han comprobado por primera vez que el cerebro continúa pensando en los problemas cotidianos cuando alcanzamos el estado de sueño, propiciando el alumbramiento de las soluciones que en ocasiones percibimos al despertar.

A través de pruebas realizadas con 106 voluntarios, hombres y mujeres de entre 18 y 32 años de edad, los investigadores descubrieron que los que dormían ocho horas triplicaban las posibilidades de resolver problemas matemáticos, frente a los otros estudiantes que habían pasado la noche en vela.

La investigación pudo determinar que los cambios cerebrales que mejoran la creatividad y la capacidad de resolver problemas ocurren durante las cuatro primeras horas del ciclo del sueño, si bien este fenómeno no tiene todavía una explicación clara.

Recuerdos reestructurados

Para los investigadores de la Universidad de Lübcek, dirigidos por Jan Born, la experiencia confirma que los recuerdos son reestructurados antes de ser almacenados en la memoria, tal como han establecido los estudios bioquímicos del cerebro.

Se cree que esta reestructuración de los recuerdos es la que contribuye también a encontrar las soluciones en las que el cerebro trabaja durante el sueño, así como a desarrollar la creatividad de las personas.

De esta forma podemos decir que durante el día efectuamos las acciones cotidianas como el comer o respirar y que, cuando aprendemos algo nuevo, la memoria de estas cosas nuevas las archivamos y procesamos durante el sueño, aplicándolas cuando procede a la solución de problemas.

Nuevo patrón de actividad cerebral

 Mientras dormimos el cerebro se dedica a cimentar los recuerdos de nuestras experiencias.

Recuperar el sueño

De todo ello se desprende que, aunque todavía no sabemos a dónde va la mente mientras dormimos, lo que hemos descubierto es que soñar tiene un cometido específico para la evolución de la especie: procesar el aprendizaje del día y aplicarlo a la solución de los problemas cotidianos.

Un descubrimiento que recupera un valor en decadencia en nuestra sociedad global y productiva: dormir lo necesario porque es fuente de salud y de creatividad, frente a la tendencia a reducir las horas de sueño para intensificar las experiencias y aprovechar mejor el tiempo. Algo que la ciencia desaconseja.

 El sueño contribuye a fijar en el cerebro lo que aprendemos, según estudio

Un experimento concluyó que al soñar el cerebro 'revisa' las palabras aprendidas durante el día y las fija en la memoria lingüística

Mientras se sueña, el cerebro recuerda lo aprendido durante el día y lo fija en el cerebro
Lo más importante
  • El sueño fija los conocimientos adquiridos durante el día en el cerebro, según un estudio
  • Durante el sueño, el cerebro revisa las palabras aprendidas en el día y las fija
"En cierto modo, el sueño hace reales las palabras", añade.
El estudio del cerebro, ha probado que durante las horas de sueño el cerebro revisa las palabras aprendidas durante el día, mejora las habilidades lingüísticas y fija las palabras aprendidas.
La lentitud en el reconocimiento de las palabras ya conocidas se debe a que durante el sueño los participantes del experimento asimilaron los términos nuevos, que dejó de ser una palabra nueva para convertirse en una palabra asimilada, lo que dificultó el reconocimiento del término, que ya conocían.
Con base en esta conclusión y otros estudios anteriores sobre el sueño y la mente, el cerebro, asimila más fácilmente las palabras aprendidas durante la noche, antes de dormir, ya que durante el día el cerebro tiene muchos otros estímulos que interfieren con las palabras aprendidas en la mañana.

El cerebro sigue despierto incluso durante el sueño profundo

En el hombre, el sueño se divide en dos fases principales: sueño No-REM, que ocupa la mayor parte del principio del sueño nocturno, y sueño REM, durante el que se suceden los sueños. El sueño No-REM se ha considerado siempre como una fase compensadora, de descanso del cerebro, tras una intensa actividad cerebral cuando estaba despierto. Ahora una nueva investigación muestra que el cerebro no descansa nunca.


 Durante las fases más profundas (conocidas como ‘sueño de ondas lentas’), el sueño no se debe considerar como una fase de reducción constante y continua de la actividad cerebral.


 Según los expertos, esta fase también está caracterizada por incrementos transitorios y recurrentes de la actividad de áreas cerebrales concretas. Este hallazgo se opone a estudios anteriores de imágenes cerebrales, que mostraban una menor actividad del cerebro durante los períodos de sueño que durante los períodos de vigilia.


 La investigación muestra que estos incrementos de actividad están localizados en áreas cerebrales concretas, incluyendo la circunvolución frontal inferior, la circunvolución del hipocampo, el lóbulo cuadrado y la corteza singular posterior, así como el tronco encefálico y el cerebelo.




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